Natalia Ginzburg, Lèxic familiar
«Calia tornar a triar les paraules, tornar a escrutar-les per sentir si eren falses o autentiques, si tenien arrels de debò en nosaltres o si només tenien les arrels efímeres de la il·lusió general»
🧵 En mayo en El Club de la Tribu, de Carmen G. de la Cueva, hemos leído ‘Léxico familiar’, de una de las grandes escritoras de las cosas pequeñas, Natalia Ginzburg.
Nos hemos reído porque a muchas, quizá demasiado acostumbradas a lo confesional y el trauma de la autoficción femenina, el libro nos ha descolocado, hemos estado buscando al yo de la narradora, queríamos saber qué sentía, qué pensaba.
‘Léxico familiar’ no trata de eso. Se construye a partir de una escritura a chorro, pero no de manera autoreflexiva, sino extrospectiva: describe un momento histórico desde lo personal de la gente, enhebra pinceladas, detalles, hechos, anécdotas y expresiones de lo que la envuelve.
Decía Antonio Machado que el poeta, o el escritor, debe ser un pescador de pescados vivos, capaces de seguir viviendo fuera del agua. Y eso es lo que hace Ginzburg, atrapa los momentos, las cosas pequeñas, y hace que sigan vivos más allá del río en el que se originaron. La identidad y el lugar que ocupamos en el universo familiar se configuran a partir de un léxico compartido, un parloteo constante, en el que nada es importante y todo lo es.
Ginzburg toma la palabra y alza la voz para reivindicar lo pequeño y lo cotidiano de una familia italiana contra el fascismo a mediados del siglo XX y logra que sintamos que su sangre sigue corriendo por nuestras venas. 🧵