Mieko Kawakami, Pechos y huevos
«El ser humano es muy extraño. A pesar de saber que todo desaparecerá, llora, ríe, se enfada»
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🥚 Quizá engañada por el título, provocador y divertido, abrí el libro esperando encontrar una lectura ligera de tipo chick lit, pero de repente me vi enfrascada en un retrato de vida intenso que zarandea los ejes de la feminidad, la soledad y la reproducción humana.
Este libro son en realidad dos libros, dos etapas distintas de la vida de Natsume, una mujer nacida en una familia pobre de Osaka.
En la primera, en el sofocante verano tokiota de 2008, la vida solitaria pero esperanzada de Natsume es invadida por el silencio compacto de su sobrina y por la obsesión de su hermana de operarse los pechos. Nadie necesita una razón para buscar belleza, pero por qué las mujeres están dispuestas a aguantar barbaridades en aras de una supuesta perfección del cuerpo y, en todo caso, qué es la belleza y en qué medida nuestro cuerpo se convierte en el cuerpo que de niñas suponíamos que debía tener una mujer.
En la segunda, en el Tokio todavía más sofocante de 2016 a 2019, Natsume trabaja como escritora y siente el acuciante deseo de tener un hijo, de conocer a su hijo. De un modo original, Kawakami nos presenta a personas nacidas por inseminación artificial y, con el deseo bello y natural de ser madre, tamiza voces que apelan a la necesidad de pensar, primero, en el niño. Algunos piensan que el sufrimiento es indisociable de la vida, que si nadie hubiese nacido no habría problemas, de modo que desear ser madre es, de algún modo, apostar por el sufrimiento. Pero la mayoría piensan que la parte feliz de la vida es mayor que la infeliz, que el dolor tiene un significado y la vida posee un sentido. Por eso pueden apostar.
La literatura japonesa tiene una imponente manera de enfrentarnos a la soledad de la existencia: pone el zoom en personajes aislados que, en realidad, viven en espacios superpoblados y enormes, tan enormes como la soledad de quienes los habitan. Y, a través de sus palabras, quizá, logramos sentirnos envueltos en algo suave y compartido. 🥚