Nuria Labari, El último hombre blanco

«Así que cuando la cuota femenina está a punto de cumplirse en algunas de las empresas más importantes del mundo, resulta que el poder sigue siendo masculino. Una cosa es cambiar a los jugadores y otra las reglas del juego, y las reglas, también las de hoy, las inventaron ellos. Y esa es la razón por la que el futuro no puede empezar.»